viernes, 19 de octubre de 2018

La Corredora


Podría decir que correr no fue creado para mi, en el colegio, era la última en los examenes de educación física.

Tristemente un día de la semana se convertía en mi tortura y solo deseaba acabar con la pesadilla.

Después de tanto tiempo, casi 15 años para ser exacta inicié de nuevo la actividad deportiva, con algo bien "sencillo" : BOXEO

Nada mas y nada menos que BOXEO...

Yo, la pésima estudiante en deportes enfrentando un saco, vendas y guantes.

Mi primer día,lleno de expectativa y miedo, sintiendo como el profesor me iba 
a dar de golpes ( sin siquiera haber dado un paso en el gimnasio)

Porque todo es tan mental, y mi mente en los deportes estaba derrotada.

Nuestro primer ejercicio, no fueron sentadillas, abdominales o lagartijas, no !
Fue algo mucho peor: Correr!!!
¿Por qué tenía que ser este nuestro primer ejercicio?

El espanto se asoma por mi cabeza, otra vez ser la última en todo...

No quisiera hacer muy larga mi experiencia, corrí una única vuelta, no conté los metros, solo nos pidieron una vuelta ese día.

Me pesaban las  piernas,  hasta las medias me pesaban, pero la carga mayor la llevaba en mi corazón y mente que me decían que no lo lograría.

Sin embargo, lo logré! 

Llegué a la meta, de penúltima, mis compañeras, aún mayores en edad que yo me rebasaban, pero yo seguía corriendo.

Fueron eternos minutos, hasta culminar con lo que me devolvía a mi pasado, lleno de fracasos deportivos.

Pero esta vez algo cambió en mi.

Yo misma podía elegir, si quería seguir asistiendo a clases o no, era mi elección correr o no, ahora todo dependía de mi, y no de una imposición.

Y elegí correr; elegí que el miedo al fracaso no me iba a detener en mi camino.

No iba a impedir que me pusiera mis tennis y aunque fuese la última del grupo poder terminar una vuelta o dos...

La vida es así, aveces se nos imponen situaciones, para nuestro beneficio, como el deporte en la escuela o el colegio , pero aveces es necesario que nosotros decidamos introducirnos en terrenos escabrosos, en cosas para lo cual pensamos nunca tener habilidad, para probarnos a nosotros mismos que la peor tortura puede convertirse en la mayor victoria.

Tengo un mes de entrenar en el gimnasio y un mes mas practicando una de las más duras disciplinas ( aunque para mi todos los deportes son rudos jaja ) 

Y esta tortura deportiva la siento en mis músculos como el triunfo de una adolescente que siempre soñaba con correr como los demás.

Ahora no solo corren mis pies, sino mi mente, libre de ataduras y del NO PUEDO.


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Gracias por leer

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